Dios castiga a sus enemigos y bendice a su pueblo

(Sal 68.1,3) “… sean esparcidos sus
enemigos, y huyan de su presencia los que le
aborrecen… Mas los justos se alegrarán; se gozarán
delante de Dios, y saltarán de alegría.”

Lectura: Salmo 68.1-35

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